La prevención del abuso de drogas comienza cuando los padres aprenden a hablar con sus hijos sobre temas difíciles. Luego, los programas ofrecidos por escuelas, deportes y otros grupos pueden agregarse a lo que ya ha comenzado.
EDUCACIÓN SOBRE DROGAS: HACIA EL COMPROMISO DEL SISTEMA EDUCATIVO
Según la UNESCO «La educación sobre drogas consiste en establecer los mecanismos adecuados para asegurar la formación o el desarrollo en la perspectiva de promover la salud colectiva; con el objetivo explícito de reducir la demanda de drogas. Esta definición data de 1986, por lo tanto, desde hace casi cuatro décadas la UNESCO promueve la intervención educativa para prevenir las drogodependencias.
La educación en drogas se basa en principios y estrategias de acción educativa propias de la educación para la salud y la acción comunitaria. Esto se debe a que la escuela es un elemento social más de la comunidad en general, junto con la familia, los servicios sociales, de salud, etc.
La mentira y la falta de compromiso es una consecuencia de la enfermedad
No tiene nada que ver con la personalidad. La adicción es la enfermedad del autoengaño, la justificación y la minimización. La persona que sufre una dependencia justifica su consumo en base a una historia que le ha contado. Adapta la realidad a tu necesidad de consumo y hace que parezca algo lógico. Cuando ya no se puede justificar el consumo, comienza el encubrimiento, pero aún en esta etapa, la persona continúa engañándose a sí misma, dándose razones lógicas para su consumo y las acciones que lo acompañan, minimizando así las consecuencias.
Al principio, el consumo pasa desapercibido ya que se enmarca en situaciones sociales y aceptadas. Pero cuando la dependencia ya está establecida, la persona necesita consumir cada vez con mayor frecuencia, ya que comienza a sentir malestares emocionales o físicos que desaparecen con el consumo. Por eso el adicto empieza a justificar el consumo fuera de lo socialmente aceptado, refugiándose en su malestar.
Puede hacer referencia a ansiedad o angustia, apatía, tristeza, soledad, aburrimiento, falta de motivación… y todo esto se puede vincular a historias personales reales… pero al final todas estas emociones se mantienen durante más tiempo del esperado, sin la persona que llega para superar los acontecimientos de su vida. Esta dificultad para superar las crisis y mantener el malestar es evidencia de que existe una dependencia, pero la persona que sufre una adicción aún no lo sabe. Por otro lado, es cierto que determinadas patologías conducen al abuso de sustancias, pero cuando existe un malestar emocional sostenido y un aumento en el consumo de alcohol u otras drogas, hay que descartar que no exista la adicción como factor principal. de consumo
Trabajar la autoestima
Las adicciones se nutren de la baja autoestima. Una inadecuada gestión emocional, un mal autoconcepto así como la dependencia emocional constituyen un caldo de cultivo óptimo para coquetear con las drogas. Lo cual, como bien sabemos, a menudo tiene consecuencias devastadoras.
Por eso es fundamental fomentar la autoestima y fomentar la autoaceptación y autoestima en niños y preadolescentes. Así llegarán a la adolescencia con una buena imagen personal y sintiéndose queridos, comprendidos y apoyados.
